Introducción
«¿De verdad crees que puedes gestionar las energías ocultas exteriores, si ni siquiera eres capaz de controlar tus energías interiores?» En el hermetismo encontramos el principio de correspondencia: «como es arriba, es abajo». Este principio también explica nuestra capacidad para controlar nuestro entorno, ya que si no controlamos nuestro cuerpo o microcosmos, no podemos pretender controlar nuestro entorno o macrocosmos. ¿No suena bastante lógico?
En este artículo está basado en el trabajo de Franz Bardon IIH. Vamos a explorar una forma de equilibrar nuestro microcosmos para convertirnos en creadores de realidad. El mago imita al ser supremo y con su equilibrio interior, puede controlar su propio destino. Y ¿cómo lograremos este equilibrio interno? A través de dos espejos mágicos: el blanco y el negro.
Los Espejos Mágicos y el Equilibrio
El espejo blanco nos muestra nuestras virtudes y el negro nuestros defectos. El fin de estos espejos mágicos es alcanzar el equilibrio dentro de cada uno, lo que nos proporcionará el equilibrio entre nuestra luz y nuestra sombra. El mago es consciente de que tiene virtudes y defectos, y su objetivo no es unilateral.
¿A qué me refiero con esto? Pues a que el mago no es un santo o un místico que busca eliminar todos sus defectos y quedarse solo con las virtudes. Este camino, ampliamente seguido en algunas corrientes judeocristianas, budistas, místicas y de la nueva era, no es lo que buscamos. Si deseamos practicar la magia, queremos que todas nuestras partes formen un equilibrio, deseamos convertirnos en creadores, no en mártires.
No digo que el camino del santo o del místico sea malo, cada uno elige su sendero. Pero la idea de erradicar todos nuestros defectos nos deja indefensos ante muchas situaciones de la vida, perdiendo la capacidad de enfrentar ciertas circunstancias. Es hermoso pensar en alguien que es un ser de luz sin ningún defecto, pero no es funcional. Si nos convirtiéramos en pura luz, la sombra desaparecería y la luz carecería de sentido. Reconocemos la luz solo a través de la existencia de la sombra y viceversa. Un practicante unilateral perdería su individualidad.
Introspección y Equilibrio
Los espejos mágicos nos brindan la oportunidad de la introspección en nuestro ser, algo esencial para cualquier persona. Es una práctica simple pero que puede resultar desafiante si carecemos de autocrítica. Se recomienda tener dos libretas, una para cada espejo. En una libreta anotamos nuestras virtudes y en la otra nuestros defectos. Comenzar por los defectos suele ser más fácil.
Durante esta introspección, reflexionamos sobre cómo reaccionamos ante diferentes situaciones de la vida, recordando nuestras reacciones que nos avergüenzan o de las que nos sentimos orgullosos. Intentamos identificar la virtud o el defecto al que corresponden. Se sugiere establecer un objetivo de al menos 80 virtudes y 80 defectos, aunque no es crucial cumplirlo. Un objetivo ambicioso nos obliga a explorar y profundizar en nosotros mismos. También es recomendable asignar un período de tiempo, como una semana, para esta práctica.
Ordenando el Caos Interno
Una vez que tenemos una lista considerable de virtudes y defectos, es hora de organizarlos. Aquí es donde entran en juego los elementos. Según nuestra cosmovisión, las correspondencias de los elementos pueden variar, al igual que sus atributos y colores. Podemos utilizar el fuego, el agua, el aire y la tierra para este trabajo.
¿Cómo sabemos qué elementos corresponden a nuestras virtudes o defectos? Aquí tienes algunos ejemplos:
- El fuego, en sus atributos positivos, está ligado a la actividad, el entusiasmo, la valentía y la osadía. En sus negativos a celos, odio, venganza, ira, furia…
- El agua, en sus atributos positivos, está ligada a la modestia, la compasión, la tranquilidad y el perdón. En sus negativos a indiferencia, pereza, insolencia, inestabilidad…
- El aire, en sus atributos positivos, está ligado a la alegría, la destreza y la bondad. En sus negativos a frivolidad, presumir, despilfarro…
- La tierra, en sus atributos positivos, está ligada al respeto, la resistencia y la responsabilidad. En sus negativos a pérdida de conciencia, melancolía, aburrimiento…
Conclusiones
La práctica de los espejos mágicos es un camino hacia la autorreflexión y el equilibrio interior. Al explorar y abrazar tanto nuestras virtudes como nuestros defectos, podemos alcanzar una mayor armonía en nuestro ser. Este equilibrio interno no solo nos empodera personalmente, sino que también es fundamental para trabajar y controlar las energías externas, lo que algunos llaman hacer magia.
A medida que avanzamos en este viaje, recordemos que el equilibrio es dinámico y requiere atención continua. Nuestro carácter puede cambiar debido a circunstancias externas, pero con una voluntad consciente y el compromiso de trabajar en nosotros mismos, podemos mantenernos en sintonía con nuestra propia luz y sombra, creando así una realidad más armónica y poderosa.